FARABUNDO MARTÍ, GRAN LECCIÓN DE ESPARTANA ALTIVEZ


El 1º de Febrero de 1932, Agustín Farabundo Martí, salvadoreño, el que de cara al sol arremetió contra los reaccionarios de su país y de centroamérica y contra el imperialismo yanqui opresor de muchos pueblos, muere fusilado.
Agustín Farabundo Martí pertenece a la generación de revolucionarios y a la constelación de las grandes figuras empeñadas en transformar la realidad de indo-hispanoamérica.
Dejó de estudiar Derecho para dedicarse a la lucha, con fusil en manos.
Fue fundador del Partido Comunista de Centro América.
El anticomunista guatemalteco Jorge Schlessinger, en su libro "Sucesos de 1932 en El Salvador", escribe, que "mientras otros hablaban de marxismo en los cafetines, Martí, enseñaba marxismo a los trabajadores".
Incursiona en México para conocer de cerca la revolución agrarista de 1910.
Inquieto en lo que ocurría en Nicaragua, en 1928 se trasladó a El Salvador, donde en asamblea de trabajadores se le eligió responsable de una brigada de cinco obreros combatientes para ir a pelear a Nicaragua contra el yanqui invasor, bajo las órdenes del General Augusto César Sandino.
Farabundo Martí, mostró en los hechos su arrojo antiimperialista, tanto con el fusil como con la pluma.
Martí obtuvo el grado de Coronel, fue miembro del Estado Mayor Internacional de Sandino, y Secretario Privado del general de Hombres Libres.
En ocasión que bandoleros yanquis bombardeaban persistentemente las posiciones sandinistas, Martí, en actitud de coraje dijo: "cuando la historia no se puede escribir con la pluma, se escribe con el rifle", parapetándose en la enramada de un árbol de la selva para abrir fuego contra los aviones de la piratería norteamericana.
En junio de 1930 regresa a su patria de origen, siendo ya conocido en el mundo como un combativo antiimperialista.
Lo hace como Representante del Socorro Rojo Internacional, ante la Sección Salvadoreña, dirigida por Ismael Hernández.
Fue encarcelado varias veces; varias veces se puso en huelga de hambre y varias más expulsado del país.
Entre 1927 y 1931 gobierna El Salvador, Pío Romero Bosque.
En 1931 el terrateniente Arturo Araujo, educado en Londres y simpatizante del laborismo inglés ganó las elecciones con el apoyo de sindicatos e intelectuales.
Sin embargo 10 meses bastaron para que colapsara su gobierno; el hambre y la miseria se instalaban entre los trabajadores, la crisis también afecta los negocios de la burguesía que no miraba con buenos ojos a este aprendiz de laborista.
Un golpe de estado en 1931 convirtió a Maximiliano Hernández Martínez (vicepresidente y ministro de guerra de Araujo) en presidente.
Los comicios fraudulentos fueron determinantes para la movilización del pueblo que suspendió las votaciones en varias zonas.
A pesar de que el gobierno declaró estado de sitio y la ley marcial, se sucedieron alzamientos y combates en todo el país, miles de trabajadores, obreros y campesinos pobres con machetes y algunos pocos fusiles asaltaron cuarteles, guarniciones policiales, oficinas municipales, telégrafos, almacenes y fincas.
Mientras tanto el imperialismo norteamericano e inglés enviaban buques de guerra en apoyo al General Hernández Martínez, quien escribió el siguiente telegrama: "En saludo a honorables comandantes declaramos situación absolutamente dominada fuerzas gobierno El Salvador. Garantizadas vidas propiedades ciudadanos extranjeros acogidos y respetuosos leyes de la República. La paz está establecida en El Salvador. Ofensiva comunista desechada sus formidables núcleos dispersos. Hasta hoy cuarto día de operaciones están liquidados cuatro mil ochocientos comunistas".
Es evidente que la insurrección fue salvajemente reprimida.
El 31 de enero de 1932 Farabundo Martí junto con los líderes estudiantiles Alonso Luna Calderón y Mario Zapata fueron condenados a muerte en el Cementerio General de San Salvador. El 1º de Febrero son fusilados.
"Dolorosa y sangrienta es su historia,
pero excelsa y brillante a la vez;
manantial de legítima gloria,
gran lección de espartana altivez".
Así reza la segunda estrofa del himno nacional de El Salvador.
El contraste entre su belleza tropical y las cicatrices de guerras, asesinatos y desastres son evidentes.
"Dolorosa y sangrienta es su historia", pero la lección de "espartana altivez" la dieron hombres como los sublevados por Martí y que fuera el movimiento de masas más importante de ese país, cuya existencia y ejemplo se percibe hasta en la actualidad.
El Salvador, "manantial de legítima gloria" dio hombres, también, como Monseñor Arnulfo Romero, asesinado en 1980 al igual que los padres Jesuitas en la Universidad Centroamericana. Eran todos continuadores de la obra de aquel que lanzara el primer grito de independencia que se oye en El Salvador, el 5 de Noviembre de 1811, el Héroe y Prócer Presbítero y Doctor José Matías Delgado, Padre de la Patria.
Hoy, cuando los Pueblos del continente estrechan filas para oponerse a los designios del amo imperial, bien vale recordar estos episodios de nuestra historia colectiva, como así rendir homenaje y reconocimiento a quienes dieron su vida por la construcción de la Patria Grande.
Osvaldo Vergara Bertiche
Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina
1º de febrero de 2007