¡ABAJO LOS MUROS! ¡¡¡ARRIBA LOS HUMANOS!!!



El título también podría ser:
De “MUROS DE LA VERGUENZA” a “MUROS DE LA INFAMIA”
Podemos edulcorarlo y decir: “MUROS BUENOS Y MUROS MALOS”
O, por que no... “DEL OTRO LADO DEL MURO”
Para quedar bien y ser precavidos (o cobardes) decir: “LOS MUROS NO SEPARAN... UNEN”

Me quedo ante la elección con ¡ABAJO LOS MUROS!... ¡¡¡ARRIBA LOS HUMANOS!!! ya que de “MUROS DE LA VERGUENZA” pasaron a ser “MUROS DE LA INFAMIA”.

Muro (Diccionario de la Real Academia Española) del latín murus, significa: pared o tapia y en su segunda acepción: muralla.
Por tanto un “muro grande” es una “pared grande”.
A la pared grande la denominamos: PAREDÓN.... Y todos conocemos aquello de “paredón... paredón a todos los...”.
Y mandar al PAREDON implica, lisa y llanamente: EL FUSILAMIENTO.
Sí... el fusilamiento; y FUSILAR (también Real Academia) es EJECUTAR (con descarga de fusilería).
Ergo: FUSILAR ES EJECUTAR... QUITAR LA VIDA ... MATAR... ASESINAR.....
Si tomamos la segunda acepción del vocablo “muro” que significa “MURALLA” nos encontramos que desde la Antigüedad, las murallas y muros se construían principalmente para detener el paso de grupos invasores armados o ejércitos.
Ejemplos: la Gran Muralla China, el Muro de Adriano, Muralla de Teodosio (el conjunto de murallas que rodeaban a la ciudad de Constantinopla), el muro defensivo de Danevirke en la frontera germano-danesa, en el sur de la península de Jutlandia, durante la Guerra de los Ducados de 1864.
El desarrollo armamentístico (aviación, artillería de largo alcance y misiles) convirtieron a las murallas defensivas en objetos totalmente inútiles desde el punto de vista militar.
Así quedó evidenciado en las llamadas “líneas Sigfrido” y “Maginot” durante la Segunda Guerra Mundial.
Por tanto ¿para qué, hoy, se construye un MURO, pared o tapial?...
¡PARA SEPARARSE DEL VECINO!
Los muros modernos han sido construidos para impedir o dificultar el paso de los seres humanos o bien para consagrar la anexión de territorios sobre fronteras no reconocidas por la comunidad internacional.
Los seres humanos sufren un sentimiento de impotencia avergonzante cuando se les aisla y segrega de sus familias y comunidades por razones económicas, ideológicas o religiosas.

LOS QUE CONSTRUYEN MUROS JAMÁS ACEPTAN QUE ESTO SEA ASÍ Y LO JUSTIFICAN EN RAZONES DE “SU” SEGURIDAD”.

Y “con la excusa del terrorismo están desmontando sin que nos demos cuenta las libertades conseguidas en siglos de lucha por el pensamiento humanista”. (Héctor Abad Faciolince)
El 9 de noviembre de 1989, los alemanes trepados al Muro de la Vergüenza comienzan a demolerlo. “Culminaba así la ofensiva conservadora encabezada por Ronald Reagan y Margaret Thatcher iniciada a principios de los ochenta. El socialismo real implosionó y la Unión Soviética se balcanizó. EL CAPITALISMO PROCLAMÓ SU TRIUNFO POR DEMOLICIÓN”. (Hugo Presman)
Señalando también en su artículo “Un pequeño Ayacucho” que “Un único modelo adquiría ciudadanía universal. El conflicto, verdadero motor de la historia, quedaba abolido en esos días de borrachera neoliberal. Y comenzó, con distintos grados de intensidad, según los países, el desguace del Estado de Bienestar. No era necesario seguir manteniendo, en su integridad, ese instrumento que había servido para atenuar las diferencias sociales, mejorar la distribución, maquillar un rostro menos inhumano para el capitalismo”.
“En el mercado, entronizado como Dios, sólo cotiza el negocio. Los pobres deberían arreglarse como pudieran. La exclusión, la indigencia eran daños colaterales. Los desocupados eran los derrotados y los fracasados encontraban su justificado castigo. La concentración de los ingresos por un lado y niveles de desocupación casi inéditos por el otro. La política internacional se despojó de cualquier atisbo de diplomacia. No era necesario afirmar, como en el mundo bipolar, que las violaciones eran solicitadas y disfrutadas por las víctimas. Ahora se sostenía que la violación era un derecho del violador”.
“Las piedras del Muro de Berlín se reconstruyeron en el interior de cada una de las sociedades creando ghettos, barrios cerrados, policía privada, medicina privada, justicia crecientemente desigual. Todo lo público se deterioró. En los países coloniales y semicoloniales la aplicación de las políticas del Consenso de Washington, motorizadas por el FMI y el Banco Mundial, con la complicidad de los sectores concentrados de las economías locales, y muchas veces con apoyos populares, dinamitó a las sociedades, con creciente grados de fragmentación”.

La década del noventa consumó el descalabro.
Argentina, fue en América Latina, con Carlos Menem, la que encabezó la aplicación del fundamentalismo neoliberal.
Tuvo otros émulos caracterizados. Salinas de Gortari en Méjico, Alberto Fujimori en Perú, Sánchez de Lozada en Bolivia, Collor de Melho en Brasil, entre otros.
Las consecuencias fueron arrasadoras. Pero todo el planeta sufrió el embate del "fin de la historia”. “Oculto sobre un escenario que sólo enfoca sus reflectores sobre las islas de prosperidad, los países del primer mundo tienen en su seno, en proporciones variables, un tercer mundo creciente. El huracán Katrina puso sobre el tapete los cuarenta millones de pobres, muy pobres, fundamentalmente negros y sudamericanos, que sobreviven en el Imperio. En Francia, los jóvenes de padres de orígen árabe, desocupados y sin futuro quemaron en diez días más de seis mil autos. Protesta desideologizada y antipolítica, revela hasta que punto se degrada el medio sustancial de cambio de las sociedades, la política, apropiada por los poderosos para remachar la inequidad. El incendio se ha generalizado a más de trescientas ciudades francesas y las chispas llegan a Berlín y Bruselas”.
Jacques Chirac, de la derecha francesa decía en 1990, cuando disputaba la presidencia: “¿Qué se puede esperar de seres jóvenes que nacen en barrios grises, rodeados de muros grises y cuyo futuro es gris, mientras toda una sociedad insiste en mirar hacia otro lado?” El desempleo, alcanza en algunos barrios de París al 40%, junto a la discriminación y la falta de futuro, conforman un cóctel explosivo que se expresa brutalmente. A eso se le suma la típica política de la derecha de creer que los problemas sociales se resuelven con la policía”.
“Muro entre Méjico y EE.UU. Alambre y cemento en Ceuta y Melilla donde confluyen los sobrevivientes del continente africano arrasado. Muros menos publicitados que el de Berlín, pero herederos dilectos de aquél”.
Hoy también la excusa es "la invasión de los pobres" y el miedo a las "hordas de los bárbaros", lo que permite encerrarse en "una fortaleza inútil que de todas maneras será penetrada".
Así como el muro de Israel no resuelve el problema de los palestinos, el muro de México no va a parar la inmigración ilegal, sólo la hará más cara y riesgosa.
LOS MUROS DE LA INFAMIA SE LEVANTAN EN NOMBRE DE LA LIBERTAD... PARA CLAUSURARLA.
SON MUROS PARA LA HUMILLACIÓN.

Osvaldo Vergara Bertiche