Los trogloditas de México, (reaccionarios cavernícolas, bárbaros y crueles) aliados al Imperio en el proyecto de imposición del ALCA a todo el continente, han violado, en una salvaje embestida contra el Pueblo, los más elementales derechos humanos y todo principio del derecho internacional.
Oaxaca es el Estado más pobre de México, y desde mayo de 2006, vive un nuevo conflicto, que es bastante antiguo.
En primer lugar, todo comenzó cuando las autoridades usaron la fuerza pública para dispersar una manifestación de docentes, que como en tantos otros lugares del continente, reclaman mejores salarios.
Mal pagos, diferidos muchas veces los pagos, los educadores son víctimas de los actos de insolencia de los que quieren imponer la injusticia.
Pero “educar es un acto de libertad... educar es ser capaces de ponerse de pie y decir que las cosas que no corresponden no se pueden aceptar”. “Los Docentes han convertido el Enseñar en un acto de vida”.
Y educar es también enseñar que “la resignación es lo peor que le puede suceder a quién vive en un mundo que debe ser transformado para bien”.
En segundo lugar, en Oaxaca, el conflicto viene de Siglos.
“La historia se ha encargado de contar en qué consiste el problema”, producto del aislamiento, explotación y miseria de las comunidades autóctonas de la América Primegenia y de gobiernos corruptos que han potenciado la marginalidad y la discriminación.
“Hay poco más de tres millones y medio de oaxaqueños, la mayor parte de ellos en la capital, Oaxaca, y en otras cuatro ciudades con población de más de cincuenta mil personas, porque el resto vive en quinientos setenta municipios igualmente pobres”.
Seis de cada diez oaxaqueños son amuzgos, chatinos, chinantecos, chochos, chontales, cuicatecos, huaves, ixcatecos, mazatecos, mixes, mixtecos, nahuas, triquis, zapotecos, zoques o popolocas.
Por eso siete de cada diez municipios eligen a sus autoridades según los usos y costumbres de las tribus indígenas y no según el régimen de partidos que controla la vida nacional y la política estatal.
Pero en México, en manos de unos pocos, como en el resto de latinoamericana, se ha generando un sistema perverso donde solo algunos pueden y tiene el derecho a participar, una clase oligárquica, burguesa y política-burocrática que lucha denodadamente por seguir aferrada al poder y a sus privilegios.
Y a esto hay que sumarle la terrible sombra de dominación estadounidense (dominación financiera, militar, ideológica, científica y cultural).
Porque Oaxaca no sólo es el escenario de luchas intestinas entre oprimidos y opresores, sino que al igual que en Chiapas, o en la Bolivia de Evo Morales, o en la Triple Frontera (Argentina, Brasil, Paraguay), o en Colombia, es también el escenario para la aplicación de la nefasta política norteamericana de la “Guerra de Baja Intensidad”.
El General James Hill, entonces Jefe del Comando Sur de las fuerzas estadounidenses, afirmó ante el Congreso de su país (24/03/04) que a las amenazas tradicionales en América Latina "se agrega ahora una amenaza emergente que puede describirse como populismo radical". (Léase Chávez, Lula, Kirchner, Evo, Tabaré, Bachelet, etcétera).
“Latinoamérica reapareció en el radar de Washington”.
En el comienzo del Siglo XXI, Latinoamérica estaba sumida en sus atávicas dificultades.
Es que “durante la Década del ’90, en Latinoamérica, se ahondó la desigualdad, se incrementó la polarización entre clases y etnias, se mantuvieron altos los índices de miseria e indigencia, creció la violencia ciudadana, se multiplicó el desempleo, se descuidó la educación y se deterioró la salud”.
Ante la inexistencia del mundo bipolar, y del enemigo comunista focalizado, la Guerra Fría se ha direccionado contra el peligro del “populismo radical” que ha aparecido por estos lares, y que independientemente de los juicios de valor que puedan hacerse, representan una renovada esperanza de los Pueblos.
Con el tránsito de Colin Powell a Condoleezza Rice al frente del Departamento de Estado esa definición de un populismo radical amenazante, adquirió un lugar decisivo en la política exterior y de defensa estadounidense.
Con el pretexto de la “guerra contra el narcotráfico” y el “terrorismo” se evidencia la inclusión de nuevos “ejes del mal”, que puede traer aparejado la “diplomacia” (operaciones) para el “cambio de regímenes” e incluso “ataques preventivos”.
“La actual estrategia militar de Estados Unidos, pasa por combatir las revoluciones, movimientos de liberación o cualquier conflicto que amenace sus intereses y los de sus aliados”. “La victoria que persigue la estrategia de guerra de baja intensidad no es sólo militar. Busca una victoria más completa, efectiva en el largo plazo, mediante el aniquilamiento de la fuerza política y moral de los Pueblos”.
Raúl Scalabrini Ortíz, convocando desde el diario Reconquista” a la Segunda Independencia decía: “No os dejéis arrastrar a la catástrofe. Si os empujan, sublevaos. Muramos por la libertad de la Patria...”
Y la Patria somos todos.
Oaxaca es el Estado más pobre de México, y desde mayo de 2006, vive un nuevo conflicto, que es bastante antiguo.
En primer lugar, todo comenzó cuando las autoridades usaron la fuerza pública para dispersar una manifestación de docentes, que como en tantos otros lugares del continente, reclaman mejores salarios.
Mal pagos, diferidos muchas veces los pagos, los educadores son víctimas de los actos de insolencia de los que quieren imponer la injusticia.
Pero “educar es un acto de libertad... educar es ser capaces de ponerse de pie y decir que las cosas que no corresponden no se pueden aceptar”. “Los Docentes han convertido el Enseñar en un acto de vida”.
Y educar es también enseñar que “la resignación es lo peor que le puede suceder a quién vive en un mundo que debe ser transformado para bien”.
En segundo lugar, en Oaxaca, el conflicto viene de Siglos.
“La historia se ha encargado de contar en qué consiste el problema”, producto del aislamiento, explotación y miseria de las comunidades autóctonas de la América Primegenia y de gobiernos corruptos que han potenciado la marginalidad y la discriminación.
“Hay poco más de tres millones y medio de oaxaqueños, la mayor parte de ellos en la capital, Oaxaca, y en otras cuatro ciudades con población de más de cincuenta mil personas, porque el resto vive en quinientos setenta municipios igualmente pobres”.
Seis de cada diez oaxaqueños son amuzgos, chatinos, chinantecos, chochos, chontales, cuicatecos, huaves, ixcatecos, mazatecos, mixes, mixtecos, nahuas, triquis, zapotecos, zoques o popolocas.
Por eso siete de cada diez municipios eligen a sus autoridades según los usos y costumbres de las tribus indígenas y no según el régimen de partidos que controla la vida nacional y la política estatal.
Pero en México, en manos de unos pocos, como en el resto de latinoamericana, se ha generando un sistema perverso donde solo algunos pueden y tiene el derecho a participar, una clase oligárquica, burguesa y política-burocrática que lucha denodadamente por seguir aferrada al poder y a sus privilegios.
Y a esto hay que sumarle la terrible sombra de dominación estadounidense (dominación financiera, militar, ideológica, científica y cultural).
Porque Oaxaca no sólo es el escenario de luchas intestinas entre oprimidos y opresores, sino que al igual que en Chiapas, o en la Bolivia de Evo Morales, o en la Triple Frontera (Argentina, Brasil, Paraguay), o en Colombia, es también el escenario para la aplicación de la nefasta política norteamericana de la “Guerra de Baja Intensidad”.
El General James Hill, entonces Jefe del Comando Sur de las fuerzas estadounidenses, afirmó ante el Congreso de su país (24/03/04) que a las amenazas tradicionales en América Latina "se agrega ahora una amenaza emergente que puede describirse como populismo radical". (Léase Chávez, Lula, Kirchner, Evo, Tabaré, Bachelet, etcétera).
“Latinoamérica reapareció en el radar de Washington”.
En el comienzo del Siglo XXI, Latinoamérica estaba sumida en sus atávicas dificultades.
Es que “durante la Década del ’90, en Latinoamérica, se ahondó la desigualdad, se incrementó la polarización entre clases y etnias, se mantuvieron altos los índices de miseria e indigencia, creció la violencia ciudadana, se multiplicó el desempleo, se descuidó la educación y se deterioró la salud”.
Ante la inexistencia del mundo bipolar, y del enemigo comunista focalizado, la Guerra Fría se ha direccionado contra el peligro del “populismo radical” que ha aparecido por estos lares, y que independientemente de los juicios de valor que puedan hacerse, representan una renovada esperanza de los Pueblos.
Con el tránsito de Colin Powell a Condoleezza Rice al frente del Departamento de Estado esa definición de un populismo radical amenazante, adquirió un lugar decisivo en la política exterior y de defensa estadounidense.
Con el pretexto de la “guerra contra el narcotráfico” y el “terrorismo” se evidencia la inclusión de nuevos “ejes del mal”, que puede traer aparejado la “diplomacia” (operaciones) para el “cambio de regímenes” e incluso “ataques preventivos”.
“La actual estrategia militar de Estados Unidos, pasa por combatir las revoluciones, movimientos de liberación o cualquier conflicto que amenace sus intereses y los de sus aliados”. “La victoria que persigue la estrategia de guerra de baja intensidad no es sólo militar. Busca una victoria más completa, efectiva en el largo plazo, mediante el aniquilamiento de la fuerza política y moral de los Pueblos”.
Raúl Scalabrini Ortíz, convocando desde el diario Reconquista” a la Segunda Independencia decía: “No os dejéis arrastrar a la catástrofe. Si os empujan, sublevaos. Muramos por la libertad de la Patria...”
Y la Patria somos todos.
La Patria Chica y la Patria Grande de San Martín, Bolívar y Artigas.
Oaxaca somos todos.
La dignidad de su Pueblo es nuestra propia dignidad.