MARADONA Y LAS CUCARACHAS

Por Osvaldo Vergara Bertiche

Diego, nuestro Diego, el de lo triunfos y derrotas, el de las caídas y ascensos, el de las alegrías y tristezas, el que despierta pasiones, el que va de frente, el que se muestra con cierto desparpajo, el de goles imposibles, volvió a convertir. Esta vez no apuntó al arco. Apuntó al nidal de cucarachas. El impacto debe haberse sentido. Muchas, muchísimas, deben estar disparando, otras reagrupándose.

Las cucarachas son molestas, de hábitos nocturnos, y pasan el setenta y cinco por ciento de su vida en grietas y rendijas, y lo peor: son contaminantes.

Y las que anidan en la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) han contaminado el deporte de los argentinos, el que nos da identidad, el que despierta la pasión de todo un Pueblo.

Cuando una inmensa mayoría (valen las encuestas de pública notoriedad) se declara en pos de la continuidad de Maradona al frente de la Selección Nacional, con artilugios y mentiras lo dejan fuera.

La dignidad del Técnico quedó de manifiesto en su discurso frente a la prensa nacional e internacional en el día de hoy. Dignidad digna frente a algunos indignos.

La Selección en el último mundial de Sudáfrica, nos dio satisfacciones (triunfos seguidos sin empates) y una derrota-derrota frente a Alemania. Entre treinta y dos representaciones se alcanzó ser uno de los cinco mejores. Sin embargo se aduce el flojo rendimiento.

Una mentira más entre tantas mentiras. A Maradona no se le perdona ser Maradona, genuino, auténtico, frontal, sin agachadas ni contorsiones salvadoras. No se le perdona ser leal ante tantas deslealtades y traiciones.

No se le perdona ser cabecita negra, con el Che tatuado en el brazo y en el corazón. No se le perdona haberle dicho no al ALCA y sí al Futbol Para Todos. No se le perdona que visite a Fidel o a Chávez.

Y menos lo van a perdonar ahora, que la Presidenta Cristina se preocupa y conmueve por su situación.

Hoy como ayer podría repetir aquello de 1990, “Nunca imaginé que hubiera gente que se alegre por mi tristeza”, pero sabiendo que no son “gente”, sino cucarachas que producen urticarias y lagrimeos severos.

Maradona no es Gardel; Maradona no es Evita; pero también es un viviente ícono popular. Y eso es lo que no le perdonan.

Se dice que las cucarachas son prácticamente ciegas. Vaya si lo son. No se dan cuenta que por más que le “corten las piernas” el “10” seguirá siendo “de diez” para todos los que como él, sentimos orgullo de ser argentinos.

Rosario, Provincia de Santa Fe
28 de Julio de 2010