Por Osvaldo Vergara Bertiche
“Cuando en el año 1943 un grupo de hombres de armas decidimos liberar al país de la dependencia extranjera, haciendo una verdadera Revolución Nacional, debimos enfrentarnos también con un triste y agobiante panorama mundial. En un mundo que venía de soportar una gran guerra, cuyas consecuencias es de todos conocida”.
“Con el alma llena de espíritu patriótico y sin mezquindades de ninguna especie, aquellos revolucionarios del año 1943 lanzamos una Proclama, que yo mismo escribía la noche anterior”.
“Y así nace el Justicialismo, con las mismas frases de la mencionada Proclama Revolucionaria del 4 de Junio de 1943”.
Mensaje leído del presidente argentino Teniente General Juan Domino Perón el 7 de septiembre de 1973, en la IV Conferencia de Países No Alineados, realizada en Argelia.
El 4 de Junio de 1943, “Jornada Redentora de la Historia”, se cierra la “Década Infame”; la del fraude, de la corrupción, la entrega y la expoliación, que tuvo su inicio con el derrocamiento de Don Hipólito Irigoyen el 6 de Setiembre de 1930.
Decía Perón al referirse al 4 de Junio: “Este movimiento inicial no fue una militarada más; no fue un golpe cuartelero más, como algunos se complacen en repetir; fue una chispa que el 17 de Octubre encendió la hoguera en la que habrían de crepitar hasta consumirse, los restos del feudalismo que asomaba por la tierra americana”.
Los golpes de Estado clásicos siempre se hicieron para profundizar el modelo de dependencia y el gobierno de las minorías oligárquicas.
Ese fue el caso de 1930. En cambio, el 4 de Junio se hizo cargo del poder un sector de las Fuerzas Armadas adoctrinado con Scalabrini Ortiz y los cuadernos de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina).
No era un sector liberal que se proponía mantener el status quo. Formados en el nacionalismo popular de FORJA, en el yrigoyenismo y en la tradición nacional, esos jóvenes oficiales se hallaban en condiciones de protagonizar un profundo cambio en nuestro País.
La oficialidad se encontraba organizada en una suerte de logia denominada Grupo Obra de Unificación, más conocido por su sigla: GOU. El GOU era conducido por un hasta ese momento desconocido Coronel Juan Domingo Perón, profesor de la Escuela Superior de Guerra, funcionario del Ministerio de Guerra, delegado en misiones diplomáticas, del arma de infantería. Era un oficial distinto, de sólida preparación intelectual, especializado en estrategia.
“El Coronel Perón conocía al detalle la marcha de ese incipiente mundo de posguerra que se abalanzaba sobre todas las latitudes. Porque para él en su concepción no existe política nacional sin una clara política internacional. Les señalaba a sus colegas que se aproximaba una etapa en que las masas trabajadoras iban a tener un crucial papel protagónico en las decisiones nacionales y por eso cuando se produce la Revolución de Junio él elige ocupar el olvidado Departamento Nacional del Trabajo, convertido meses después en la Secretaría de Trabajo y Previsión”.
Es en esa Secretaría donde nace la era de la política social en la Argentina. “Desde este espacio de poder Perón se convierte en el factor predominante de la Revolución”.
Con el sindicalismo, con el movimiento obrero organizado, de neto corte nacional, Perón se erige de inmediato en el líder de la Revolución.
Por esto no fue un simple recambio en el poder, sino que el 4 de junio se produce un cambio revolucionario, distante de una asonada cuartelera para que siguiera gobernando las minorías de siempre.
“Perón era el hombre que llegaba a la política por fuera de todo el desastre que había significado la Década Infame, plagada de negociados, de entrega al capitalismo inglés, de explotación de los obreros, de deshonor internacional. Veníamos del pacto Roca-Ruciman en que el vicepresidente había dicho que la Argentina era una perla más del imperio británico. Veníamos de la elección de los presidentes en la Cámara de Comercio Argentino-Británica. Veníamos del “fraude patriótico”. Veníamos de la creación del Banco Central por Sir Otto Niemeyer, representante del Banco de Inglaterra. Veníamos de la claudicación del radicalismo que se había integrado al Régimen “falaz y descreído”, abandonando sus posiciones nacionales. De ahí en 1935 el surgimiento de FORJA, de los jóvenes radicales que decidieron continuar la brecha del Caudillo, para dejar de ser una Argentina colonial y ser una Argentina libre”.
El 4 de Junio el Pueblo se hizo Revolución y logró la unidad indisoluble con las Fuerzas Armadas.
“La relación de poder se modificó sustancialmente. La oligarquía vacuna dejó de mandar. El poder pasó de la oligarquía, de las empresas ligadas al capital inglés y sus lacayos en los partidos demoliberales, a una concertación policlasista encabezada por los trabajadores y los militares sanmartinianos. Concertación conducida por Perón”.
“A partir del 4 de junio se trastocan los cimientos de la Argentina liberal, la Argentina de pocos, cuyo modelo agroexportador se agota. Era la Argentina de la Generación del 80, la que inflama al Dr. Mariano Grondona cuando dice que éramos el sexto país del mundo... en exportaciones de vacas y trigo pero a nivel social éramos una colonia de obreros hambrientos y desprotegidos”.
“La Revolución de Junio coloca entre las cuerdas a la Argentina colonial y con la conformación del peronismo le da el nocaut, la quita del medio, la pone en un su justo lugar de la historia, en el rincón de la ignominia y la traición al pueblo”.
Y sin 4 de junio jamás hubiera habido 17 de octubre de 1945. “La historia es una sucesión de hechos concatenados, que tienen su lógica y su propio desarrollo por el grado de incidencia de sus protagonistas”.
Aquellas banderas del 4 de Junio que hallaron su materialización en la Década Feliz, la Década de la Dignidad que va del 45 al 55, todavía perduran y debemos levantarlas bien alto.
“El Movimiento Nacional Peronista nació para dar trabajo, para fortalecer la industria, para sostener la soberanía nacional y hacer de la Argentina un país inclusivo, poderoso en leyes sociales y protectoras del Pueblo que es el único soberano”.
Y cuando hoy vemos que falta profundizar el cambio porque casi un tercio de la población es pobre y quedan pendientes políticas sustentables en lo económico y en lo social, debemos pensar que con las Banderas y acciones consecuentes se puede lograr la Grandeza de la Patria y el Bienestar del Pueblo.