“El tiempo pasa, / nos vamos poniendo viejos”, sentenció Pablo Milanés.
Es un hecho biológico. Es la consecuencia natural del paso del tiempo.
“Vamos viviendo, / viendo las horas, que van muriendo…” agregó el notable cantautor.
Ponernos viejos, es un tema exclusivo de la vida, y no es morir, que es, justamente, la culminación de la vida.
Sinónimos de muerto son occiso (muerto violentamente) y difunto.
El que se viene viejo ni es occiso ni es difunto. Vive, razona, cree y lucha. Y lo hace como viejo. Y cuando el viejo es inteligente es sabio. Y los sabios, como aquellos de la tradición griega, son renombrados por su sabiduría práctica que consiste en otorgar una serie de aforismos y dictámenes memorables.
Los sabios merecen ese nombre por cuanto sus enseñanzas son una guía para la vida de los hombres.
Y “por el Mar de la Antillas
(que también Caribe llaman)
batida por olas duras
Ponernos viejos, es un tema exclusivo de la vida, y no es morir, que es, justamente, la culminación de la vida.
Sinónimos de muerto son occiso (muerto violentamente) y difunto.
El que se viene viejo ni es occiso ni es difunto. Vive, razona, cree y lucha. Y lo hace como viejo. Y cuando el viejo es inteligente es sabio. Y los sabios, como aquellos de la tradición griega, son renombrados por su sabiduría práctica que consiste en otorgar una serie de aforismos y dictámenes memorables.
Los sabios merecen ese nombre por cuanto sus enseñanzas son una guía para la vida de los hombres.
Y “por el Mar de la Antillas
(que también Caribe llaman)
batida por olas duras
y ornada de espumas blandas,
bajo el sol que la persigue
y el viento que la rechaza,
cantando a lágrima viva
navega Cuba en su mapa”
Y en esa Cuba del son , del danzón, del chachacha, del mambo, y de la salsa; en esa Cuba de héroes como José Martí y Antonio Maceo; de literatos como José María Heredia, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Dulce María Loynaz, Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Nicolás Guillén y Eliseo Diego; de pintores de fama internacional reconocida como Wilfredo Lam, o René Portocarrero; de trova popular como Silvio Rodríguez y tantos otros; en esa Cuba de trabajadores, de estudiantes y científicos; de ejército popular y comandantes barbados verde oliva, el tiempo también pasa y sus habitantes se van volviendo viejos.
Claro que simplemente viejos no, sino viejos que viven su vejez con dignidad.
No son los viejos que el capitalismo salvaje arroja por los ojos de buey a la inmensidad del mar de la miseria y la exclusión.
No… en esa Cuba son otra clase de viejos. Son viejos revolucionarios de una joven revolución.
Y el Comandante Mayor se convirtió en mayor, en muy mayor. En viejo. Y como cualquier viejo tiene una carga de sentimientos, de amor, de emotividades que nunca son transmitidas con ligereza; por el contrario son exteriorizadas con prudencia, con criterio, con certeza, con decoro y con fuerza. Por todo eso el viejo Comandante dijo: “Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer”.
Es la vejez estúpido, no la Revolución. Es la vejez estúpido, no la política.
Esta nota está dirigida justamente a vos, estúpido (que no es un insulto, sino un adjetivo calificativo). Estúpido según el Diccionario de la Lengua Castellana es sinónimo de necio, de falto de inteligencia.
Y la necedad hace que digas por ahí, que ¡ahora sí! el Régimen Cubano (como le llamás) va a cambiar.
En Rosario, Cuna del Che, a estas estupideces le decimos ¡de acá! (gracias a la jocosidad de nuestro cómico Alberto Olmedo que para expresarla se tocaba lo que las recatadas le dicen “zonas pudendas”).
Es que los estúpidos, los necios, los faltos de inteligencia, creen que la Revolución Cubana es producto de un solo personaje y se ha mantenido en el tiempo, nada más ni nada menos que 49 años, por imperio dictatorial de ese personaje.
¡Y el pueblo, che!
La estupidez te hace pensar que ¿el Pueblo Cubano soportó estoicamente una dictadura por 49 años porque no tuvo atributos que poner arriba de la mesa?
No, aparte de estúpido… ¡gil!
No te enteraste que las verdaderas dictaduras en la Indoamérica, no fueron eternas; conoces de Onganía, de Pinochet, de Videla, y de tantos otros mesiánicos que nos han asolado. ¿Conoces lo que en la propia Cuba le pasó a Batista?
Por eso sos estúpido, porque tenés falta de inteligencia y de conocimientos de la realidad histórica.
El Comandante está viejo, la Revolución es aún joven. Y sin duda alguna, un día él será difunto; la Revolución jamás.
Y el día que el Comandante sea difunto, aunque parezca una paradoja, el Comandante seguirá vivo. Seguirá vivo mientras en el mundo siga habiendo un revolucionario.
Un consejo final, estúpido: “Agarrá lo libro que no muerden”. Ahí podrás encontrar lo que es la Dignidad. La Dignidad de un verdadero revolucionario.
Y en esa Cuba del son , del danzón, del chachacha, del mambo, y de la salsa; en esa Cuba de héroes como José Martí y Antonio Maceo; de literatos como José María Heredia, Guillermo Cabrera Infante, Reinaldo Arenas, Dulce María Loynaz, Alejo Carpentier, José Lezama Lima, Nicolás Guillén y Eliseo Diego; de pintores de fama internacional reconocida como Wilfredo Lam, o René Portocarrero; de trova popular como Silvio Rodríguez y tantos otros; en esa Cuba de trabajadores, de estudiantes y científicos; de ejército popular y comandantes barbados verde oliva, el tiempo también pasa y sus habitantes se van volviendo viejos.
Claro que simplemente viejos no, sino viejos que viven su vejez con dignidad.
No son los viejos que el capitalismo salvaje arroja por los ojos de buey a la inmensidad del mar de la miseria y la exclusión.
No… en esa Cuba son otra clase de viejos. Son viejos revolucionarios de una joven revolución.
Y el Comandante Mayor se convirtió en mayor, en muy mayor. En viejo. Y como cualquier viejo tiene una carga de sentimientos, de amor, de emotividades que nunca son transmitidas con ligereza; por el contrario son exteriorizadas con prudencia, con criterio, con certeza, con decoro y con fuerza. Por todo eso el viejo Comandante dijo: “Traicionaría por tanto mi conciencia ocupar una responsabilidad que requiere movilidad y entrega total que no estoy en condiciones físicas de ofrecer”.
Es la vejez estúpido, no la Revolución. Es la vejez estúpido, no la política.
Esta nota está dirigida justamente a vos, estúpido (que no es un insulto, sino un adjetivo calificativo). Estúpido según el Diccionario de la Lengua Castellana es sinónimo de necio, de falto de inteligencia.
Y la necedad hace que digas por ahí, que ¡ahora sí! el Régimen Cubano (como le llamás) va a cambiar.
En Rosario, Cuna del Che, a estas estupideces le decimos ¡de acá! (gracias a la jocosidad de nuestro cómico Alberto Olmedo que para expresarla se tocaba lo que las recatadas le dicen “zonas pudendas”).
Es que los estúpidos, los necios, los faltos de inteligencia, creen que la Revolución Cubana es producto de un solo personaje y se ha mantenido en el tiempo, nada más ni nada menos que 49 años, por imperio dictatorial de ese personaje.
¡Y el pueblo, che!
La estupidez te hace pensar que ¿el Pueblo Cubano soportó estoicamente una dictadura por 49 años porque no tuvo atributos que poner arriba de la mesa?
No, aparte de estúpido… ¡gil!
No te enteraste que las verdaderas dictaduras en la Indoamérica, no fueron eternas; conoces de Onganía, de Pinochet, de Videla, y de tantos otros mesiánicos que nos han asolado. ¿Conoces lo que en la propia Cuba le pasó a Batista?
Por eso sos estúpido, porque tenés falta de inteligencia y de conocimientos de la realidad histórica.
El Comandante está viejo, la Revolución es aún joven. Y sin duda alguna, un día él será difunto; la Revolución jamás.
Y el día que el Comandante sea difunto, aunque parezca una paradoja, el Comandante seguirá vivo. Seguirá vivo mientras en el mundo siga habiendo un revolucionario.
Un consejo final, estúpido: “Agarrá lo libro que no muerden”. Ahí podrás encontrar lo que es la Dignidad. La Dignidad de un verdadero revolucionario.