SE SIENTE, SE SIENTE, BRADEN ESTÁ PRESENTE


Por Osvaldo Vergara Bertiche

A menos de treinta días de las elecciones de legisladores nacionales se ha colocado sobre el tapete de la política y de la sociedad en su conjunto que se trata de un enfrentamiento de “modelos”.

A priori pareciera que no es así, y que simplemente es uno más de los requisitos constitucionales de la democracia partidocrática.

Craso error de quienes piensan de esta manera. “Craso” es un vocablo aplicable a un error o equivocación grave y sin disculpas. Y es por ello que conviene alertar que no se puede cometer ese error: lo que está en juego es la continuidad de la política del peronismo; del peronismo y no de un sector de éste.

Al decir del compañero Martín García (Nac&Pop) hay que llamar al pan, pan y al peronismo… peronismo. “A secas: el peronismo; el gobierno peronista; los candidatos peronistas”.

Porque éste es un gobierno peronista. Es tan peronista que basta con saber quienes están en la vereda de enfrente.

Y por ello “hay que llamar a de Narvaéz, Macri y Felipe Solá – el menemismo. Simplemente así: el menemismo…. Y llamar a Carrió, Cobos, Morales y etcéteras: el radicalismo (o acaso no son los de Alfonsín y de la Rua)”.

Y a todos estos hay que llamarlos: el antiperonismo, la oposición al peronismo, a pesar que la oposición según el más elemental manual político dice que “se clasifica por las ideas que inspiran a los opositores”.

En esta oposición se encuadran también “los intelectuales orgánicos, los periodistas rabiosamente derechosos y los falsamente progresistas” (Raúl Isman, “Quienes son los enemigos del pueblo y como luchan contra el proyecto nacional”),

Y como siempre, históricamente pivoteando la ofensiva reaccionaria: la Sociedad Rural. La que nació durante la presidencia de Bartolomé Mitre, en el contexto de la Guerra de la Triple Alianza.

Institución que junto a la Unión Industrial Argentina apoyaron a la “Unión Democrática” en 1946.

Institución que en la última dictadura militar (1976-1983) supera en importancia el rol protagónico que le cupo en su más que centenaria historia: un ex presidente de la entidad, José Alfredo Martínez de Hoz, “se convirtió no solo en el ministro de Economía del régimen, si no en el profundo transformador de la economía nacional, llevando a cabo un plan de corte neoliberal que modificó estructuralmente el sistema económico del país desindustrializándolo y generando altas tasas de desocupación, pobreza y endeudamiento externo”.

Institución que en el año 2008, junto a otras tres organizaciones rurales (Federación Agraria Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas y Coninagro) realizaron un lock out para protestar por la decisión de incrementar las retenciones (resolución 125) a las exportaciones de soja, girasol y otros cereales; y establecer un sistema móvil para las mismas. Institución que con sus secuaces extendió el paro por 129 días, pretendiendo paralizar las actividades económicas, bloqueando rutas y puertos, tratando de desestabilizar al gobierno, gobierno peronista, creando un clima de enfrentamientos y utilizando en sus “proclamas” un tono faccioso, golpista.

Y ahora, en el escenario de la campaña electoral, la “patria sojera”, la de los pool de siembra y la de la oligarquía, le dan “letra” a la oposición y la oposición se hace cargo de querer ser “la voz” de la “atávica (tendencia a imitar o a mantener formas de vida y costumbres arcaicas) y parasitaria” clase terrateniente.

Y sobre todos ellos sobrevuela el espíritu de Spruille Braden. Aquel embajador estadounidense, empresario y lobbista, (con intereses en la Braden Copper Company de Chile y en la tristemente célebre United Fruit Company) que fuera organizador y coordinador de “la oposición” contra el proyecto nacional de Juan Domingo Perón.

Y son los mismos opositores, los de ayer y los de hoy, y la Secretaría de Estado norteamericana sigue estando presente. Braden está presente.

Es que ayer y hoy “el imperialismo norteamericano y sus aliados estructurales: la oligarquía terrateniente, los grandes bancos, los medios masivos ligados al poder global, los empresarios carentes de proyectos autónomos y con raíces en el suelo patrio, con operaciones valijeras, con maniobras cuartaflotistas, impulsando reuniones continentales de neoliberales o de los mil modos en que actúan” (Raúl Isman, idem anterior) dan batalla al peronismo, como auténtica columna vertebral del Movimiento Nacional de los argentinos, expresado por el Gobierno Kirchner-Kirchner, desde el año 2003 en adelante.

En las próximas elecciones el enfrentamiento es entre dos modelos. No puede caber duda. Uno es el “modelo” pergeñado por el peronismo; modelo de crecimiento y distribución; de defensa de los intereses nacionales y de derechos humanos.

El otro, el de la “oposición” es el modelo de preservación de los intereses de los sectores del privilegio; de la defensa irrestricta de la “voracidad” del capitalismo salvaje de los monopolios y oligopolios.

El voto debe ser positivo. Se está o no se está. La teoría del mal menor no hace al bien común.
Lo ético es la responsabilidad de votar sosteniendo una idea, una doctrina y la Doctrina que sustenta la posibilidad de lograr una Nación Políticamente Soberana, con Independencia Económica y Justicia Social es la Doctrina Peronista.

Lo ético es la responsabilidad de votar sosteniendo a candidatos que la lleven a cabo, y consecuentemente defendiendo al gobierno peronista que nos gobierna, para pesar del espíritu de Braden que nos sobrevuela, pero que, como en 1946, será derrotado, derrotado por un Pueblo que sabe que sólo el peronismo posibilitará la grandeza de la Patria y el bienestar general.


Rosario, 30 de Mayo de 2009